8 de juny 2011

El valor de la puntualidad (o cómo desafiar o rendirse al transporte público suizo)

En Barcelona sales de casa sin mirar la hora, confiando en que el metro pasa más o menos cada 2-3 minutos, confiando en que tus clases siempre empiezan un poco más tarde de lo normal, sabiendo que tus jefes o tus profesores llegan más tarde que tú. Sales con tranquilidad, y sin echarle un vistazo al reloj.

Zürich, Suiza. Intentas aplicar la misma táctica que en Barcelona, sales de casa tal cual, llegas a la estación y pam!, pierdes el tranvía. Mierda! "Bueno, seguramente pasará uno dentro de poco..." Mirando los horarios: a las 8:32 pasa uno! Comparo con el reloj de la estación. 8:32. Joder, fue el que se me escapó. Siguiente tram: 8:40. Mierda! Ya son 8 minutos preciados que pierdes (lo equivalente a 3 metros en Barcelona).

En Barcelona, la empresa de transportes es TMB. Un abono mensual en los transportes públicos de 1 zona cuesta 48,45 €. Los transportes no están mal, pero se estropean, van llenos, no tienen un horario fijado, se basan en frecuencias (es decir, en rangos de incertidumbre) y muchas veces hay incidencias. Eso sí, para los jóvenes tenemos nit bus y metro los sábados por la noche, no me puedo quejar.

Espero en la parada jugando al único juego que tiene mi nuevo teléfono móvil suizo. El siguiente tram es hiper puntual como el anterior. El problema viene después: en la estación donde hago cambio, por supuesto también he perdido el siguiente tram que me lleva ya al trabajo. Éste sólo pasa cada 20 minutos, pues es un tram nuevo que va hacia el aeropuerto. Debo esperar 10 minutos más. Resultado: llego al trabajo 20 minutos más tarde de lo habitual, por culpa de 1 minuto de retraso (o de confianza) al llegar a la primera estación.

En Zürich, la empresa de transporte se llama ZVV. Un abono mensual para la zona de la ciudad equivale a 2 zonas, porque se distingue entre ciudad y las zonas colindantes, menos pobladas. Te hacen pagar 79 CHF (64,62 €) por un buen servicio: nada de intervalos de confianza. Las cosas, claras. Se sabe exactamente a qué hora pasará un tren, un bus o un tranvía. No pueden ser desorganizados, pues un retraso en uno de ellos implicaría un encadenamiento de retrasos brutal, porque por las mismas vías pasan varios tranvías a la vez. Eso sí, hay pocos buses nocturnos, y se debe pagar una cantidad extra de 5 francos por viajar en ellos. Siempre se tiene la alternativa de un cómodo taxi por el módico precio de 20 CHF. 

Conclusión: en Barcelona siempre podrás culpar a los transportes por llegar tarde al trabajo. En Suiza, no puedes. Te culpas a tí mismo, por no haber salido de casa preparada con un reloj sincronizado.

3 comentaris:

Què t'anava a dir ha dit...

sort en tenim d'aquestes tardances molts cops per justificar el nostre retard

altersix ha dit...

Que ha pasado que ahora escribimos en castellano?
A mi me parese bien, lo que no se es si m'explico con sufisiente claridat.
A veses ser puntual en España es un sintoma d'europeismo que no acabo de vert mui claro si es del todo bueno.
Ja te iras acostumbrando, no te amoines, mujer!

Zhalwa ha dit...

hombre... si los suizos no son puntuales apaga y vámonos xD aunque viniendo de aquí tiene que costar lo suyo acostumbrarse, con lo que mola el "ya pasará algún tren..."